lunes, 29 de noviembre de 2010

¡Sí podemos prevenir las inundaciones en Bogotá!

Bogotá vive uno de los peores inviernos en los últimos años, miles de ciudadanos se han visto afectados por las intensas lluvias generando un caos en la ciudad.

Es inaudito el tamaño de la creciente del río Bogotá, donde las imágenes hablan por si solas ¡Mosquera bajo el agua y Fontibón a punto de ser inundado! se podría exclamar.

Podemos contar el desbordamiento de la quebrada La Resaca colapsó el Portal de TransMilenio de Usme, donde cientos de usuarios se vieron afectados en las horas pico de la movilidad. Además las principales avenidas de la capital parecían ríos que corrían llevándose a su paso toda la basura que los ciudadanos imprudentemente botan a las calles sin ser consientes del daño ambiental que generan.

Ningún barrio en Bogotá se ha “salvado” de las lluvias, por ejemplo los residentes de San Diego en Bosa tuvieron que ser sacados movilizados en balsas del cuerpo Oficial de Bomberos, a consecuencia del desbordamiento de la quedabra Tibánica que acabó con muebles y enseres de unas 300 familias del sector. A todo esto hay que sumarle los malos olores y enfermedades provenientes de las alcantarillas rebosadas y la débil infraestructura vial, que sin pavimentar incrementan los problemas de salud pública.

Pero no toda la culpa se la podemos echar al invierno. El Estado y los ciudadanos son parte de la solución para evitar sus dramáticas consecuencias. En este sentido, existen varias propuestas que el Distrito podría liderar, como incrementar los programas de educación a los bogotanos para que las basuras sean arrojadas en sitios especializados y no en las calles, ni mucho menos en el sistema de alcantarillado. Cada vez es más necesario que Bogotá cuente con más y mejores espacios para el manejo y reciclaje de los residuos sólidos.

En los Nuevos Tiempos para Bogotá proponemos la planeación urbana que prevenga la construcción de viviendas en zonas periféricas de la ciudad y de igual forma tendremos una articulación con los municipios vecinos, de la ciudad región para que a través de políticas sociales y económicas fuertes se desincentive la migración de las cerca de 50 familias que diariamente llegan a la ciudad. Al fin y al cabo, la mayoría de estas personas se ubican en dichas zonas periféricas.

Así mismo propugnaremos por una infraestructura vial organizada, para prevenir inundaciones en época invernal y la movilidad fluya en invierno.

Teniendo en cuenta que es el Distrito el que debe prevenir, controlar y mitigar los efectos negativos de las vulnerabilidades de nuestra ciudad, sería posible que la entidad encargada de la coordinación de este tema, el Fondo para la Prevención y Atención de Emergencias (FOPAE) que actualmente hace parte de la organización de la Secretaría Distrital de Gobierno deban estar a un nivel más alto dentro del organigrama institucional del Distrito y así puedan tener mayor autonomía que resulte en una oportuna y eficiente respuesta a las emergencias de la ciudad.

Para conocer esta y otra de mis propuestas visite http://www.davidluna.co/

jueves, 18 de noviembre de 2010

Llegamos al ‘Tinto con Luna’ número 20

Dentro de nuestras actividades con la comunidad, hemos realizado encuentros con ciudadanos de todas las localidades, quienes se interesan en conocer y participar activamente de nuestro trabajo por Bogotá.

El 26 de octubre la realización de “un tinto con luna” cumplió su edición número 20; tertulias con la comunidad que nos permite conocer cada semana las inquietudes y propuestas de la ciudadanía en busca del mejoramiento de la capital.

En ésta ocasión el público se animó a hacer preguntas de toda índole. Por ejemplo una que me llamó la atención fue de Felipe un habitante de Usaquén, quien preguntó por la situación de desplazamiento e indigencia en la capital, a la cual respondí enfáticamente que cualquier decisión que se tome debe ir en línea con la política que se maneje en el gobierno nacional. Hay que apostarle a ideas innovadoras, por ejemplo que los subsidios que se otorgan a desplazados sean entregados en el lugar de origen garantizando que, vuelvan a sus tierras junto con una seguridad óptima.

Por otra parte, un tema que ha estado latente en los últimos días ha sido la corrupción en la ciudad. Martha, residente de Suba, pide vigilancia en el manejo de las políticas públicas. A ella le respondí que son necesarias para que un país sea eficiente y decente puesto que es una forma de calcular la línea base y la meta, tristemente en este momento los funcionarios no tienen herramientas suficientes para medir lo anteriormente dicho.

Además Bogotá venía hace varios años atrás sin un déficit y hoy tenemos más de 1 billón de pesos como consecuencia de los sobrecostos en las obras y la pérdida de recaudación de impuestos de industria y comercio, porque las empresas se ya no se están fijando en Bogotá.

Fueron varias las preguntas que se formularon en nuestra tertulia No 20, espacios donde cada día me convenzo más de la importancia de crear en Los Nuevos Tiempos Para Bogotá un plan de gobierno incluyente y eficiente en donde será prioritario que cada localidad de la capital sea fortalecida, pueda tomar decisiones de fondo y los alcaldes locales tengan capacidades reales de responderle a los habitantes de la ciudad.

martes, 9 de noviembre de 2010

En Bogotá no hay gerente de movilidad

Por estos días se ha hecho todavía más evidente cómo el desgobierno y la falta de liderazgo son dos de los grandes causantes del caos de movilidad que padecemos los bogotanos. A pesar de que el Distrito destina importantes recursos públicos a una instancia denominada “Gerencia de la Carrera Séptima”, es claro que en esa importante vía de la ciudad hay de todo excepto gerencia.

No obstante la presencia de múltiples actores institucionales, incluyendo policía metropolitana y el cada vez más grande ejército de funcionarios de la Alcaldía con distintivos naranja alusivos a su función de mejorar la movilidad, no fue posible garantizar que una firma contratista del Distrito terminara de forma oportuna sus trabajos y retirara de la vía la maquinaria utilizada en las intervenciones que se hacen a la altura de la Calle 94 con Séptima.

Esto generó uno de los más grandes embotellamientos vehiculares que hemos observado en los últimos meses y cuyas repercusiones desesperaron a los habitantes de todo el nororiente de la ciudad. Además, el trancón en cuestión puso en evidencia que los graves problemas de movilidad atentan contra la competitividad y el desarrollo económico. Si casos como ese comienzan a volverse típicos, pocos querrán traer negocios y nuevas fuentes de empleo a Bogotá.

El antecedente del famoso trancón genera gran preocupación en lo que respecta al futuro cercano de la Séptima y los planes que han sido diseñados para ésta por parte de la Administración Distrital. ¿Qué nos espera cuando se inicien las obras del mal llamado TransMilenio Ligero que será implementando en esta vía? ¿Lo ocurrido esa semana será el caso de todos los días?

El Distrito ha hecho caso omiso a múltiples organizaciones cívicas, incluyendo a Corposéptima y la Sociedad de Mejoras y Ornato, que han manifestado sendas críticas a esta versión desvirtuada y ligera de TransMilenio, incluyendo su condición de solución incompleta y de poco alcance. Por si fuera poco, dado el recorte del presupuesto destinado a esta obra, el TransMilenio Ligero de la Séptima no tendrá carriles exclusivos para los buses y éstos circularán por el carril derecho compartiendo el espacio con el tráfico mixto. Y por si fuera poco, no se harán obras de mejoramiento urbano tales como andenes, ciclo-rutas, o puentes peatonales. Este nuevo esquema rompe la tradición del sistema con la muy desafortunada implicación de no mejorar de forma sustancial los tiempos de viaje de los usuarios del transporte y desprecia, de tajo, a quienes quieren caminar por una de las vías emblemáticas de la ciudad.

Es urgente que la Administración Distrital dé respuesta a los serios problemas de gestión de tráfico de sus autoridades de transporte. El problema actual de Bogotá no es solo de infraestructura sino de la paupérrima gerencia que se le ha dado al tráfico capitalino. Y eso se demuestra con la negativa a revisar la decisión del sistema ligero propuesto para la Carrera Séptima. Ese sistema podrá costar menos, pero a largo plazo no mejorará la movilidad.

Bogotá, sus ciudadanos y todos quienes usan la Séptima merecen una avenida en donde fluya el tráfico y se reduzcan los tiempos de viaje. Para eso debe contar con un verdadero sistema integrado de transporte que promueva la multi-modalidad y cuyo diseño y operación sean enfocados a prestar el mejor servicio posible. Y para eso, debemos mantener una actitud abierta en donde se consideren todas las opciones, incluyendo líneas de metro y subsidios a la tarifa. Solo con un servicio de alta calidad podremos ofrecer una verdadera alternativa al vehículo particular. La ciudad merece mejores tiempos en movilidad.

jueves, 4 de noviembre de 2010

La recreación y el deporte, derechos de todos los bogotanos

En mis frecuentes recorridos por la ciudad he presenciado el abandono y la inseguridad que reina en muchos parques públicos, pero también he visto el buen estado de otros. Sin embargo, un lugar común que les preocupa a todos los bogotanos in embargo, la actual Administración Distrital no se ha caracterizado por una inversión considerable al deporte, que se refleja en el alto consumo de drogas en niños y jóvenes. El deporte es una prioridad. No en vano está comprobado que incentiva las prácticas sociales, el aumento de la autoestima, la disminución del estrés, el aumento en el rendimiento estudiantil y mejora la relación de comunicación con nuestras familias.

Este lamentable panorama recreo deportivo, es el que me entristece cuando recorro parques como el de Las Ferias o La Estradita, lugares donde el consumo de estupefacientes son cada vez más frecuentes convirtiéndose en foco de inseguridad para los habitantes de la Localidad de Engativá, en este caso.

A pesar de lo evidenciado anteriormente, rescato el excelente estado del parque Altablanca y el uso que le dan sus habitantes. A este espacio ubicado en la localidad de Usaquén, llegan jóvenes, niños, ancianos y familias enteras, a disfrutar de zonas verdes, buena señalización, pero lo que más me llamó la atención fue el frecuente uso de la pista de hockey ¡Pocos parques cuentan con espacios para este deporte en la ciudad, que afortunados!

Sin embargo algunos de los padres de los jóvenes jugadores me contaron que es prioritario conseguir un techo para la pista porque, ya con cubierta, la temporada invernal dejará de ser una disculpa para suspender campeonatos enteros y afectar a la comunidad.

Esta obra se podría hacer fácilmente, pero el mal manejo de los recursos nos lo impide. Los ejemplos saltan a la vista: con los 500 mil millones de pesos que pagamos de más todos los bogotanos por los retrasos de la lll fase de TransMilenio, ya habríamos podido duplicar la red de parques en la ciudad. Es que el deporte no es solamente para divertirse, señor alcalde. También es inversión social. Así, ejemplo los juegos en equipo fomentan el buen uso de la comunicación, las aptitudes sociales y el trabajo colectivo, otros como los individuales ayudan a una autodisciplina y autoconfianza, características necesarias en nuestros jóvenes y niños y para que crezcan alejados de miedos perjudiciales en su futuro.

Es por esto que en nuestra propuesta de nuevos y mejores tiempos para Bogotá la recreación y el deporte son la apuesta por una juventud sin drogas y sin violencia porque es indispensable y urgente buscar alternativas para el esparcimiento y la salud de nuestra comunidad.