viernes, 2 de julio de 2010

Espacio público y calidad de vida

El espacio público entendido como los lugares de uso colectivo y de convivencias sociales cotidianas es un elemento estructurante de la vida en centros urbanos. En este sentido, las ciudades de hoy tienen la necesidad de crear espacios de libre acceso donde sus habitantes se integren espontáneamente sin importar su condición social o económica. Esta dinámica de integración genera un significado especial del espacio para los ciudadanos a la vez que erige ciudades más amables, más alegres y sobretodo más dignas.

La disponibilidad de espacio público en los centros urbanos es un reconocido indicador de calidad de vida para sus habitantes. Distintos análisis en salud urbana han propuesto como la presencia de espacio público peatonal, ciclovías y parques en las ciudades es motor para la promoción de la actividad física. El desarrollo urbano de estos espacios de esparcimiento, así como el de otros equipamientos recreativos y culturales, fomenta nuevos comportamientos sociales más igualitarios. Es así como ciudades modelo en el mundo son reconocidas por la cantidad y calidad de su espacio público y por como dichos lugares son articuladores de una buena calidad de vida para sus residentes.

De la misma manera, la correcta gestión del espacio público impulsa nuevas tendencias económicas que se traducen en ciudades más atractivas y más competitivas. Está documentado como el manejo sostenible del espacio público urbano contribuye a impulsar la actividad económica y a mejorar el entorno empresarial.

En las últimas dos décadas, Bogotá ha experimentado una transformación urbanística positiva. Dicha transformación estuvo principalmente fundamentada en proyectos de construcción de infraestructura, transporte público masivo y en procesos complementarios de recuperación de espacio público y cultura ciudadana (desarrollados particularmente por administraciones anteriores al actual gobierno). Esa nueva dinámica en la ciudad generó en los bogotanos nuevas prácticas cotidianas en beneficio de su salud y calidad de vida.

Con la implementación del sistema de transporte masivo Transmilenio, Bogotá no solamente mejoró notablemente la movilidad por los corredores viales donde éste fue implementado, sino que también renovó sus calles y avenidas haciéndolas más amables al peatón. Andenes, plazoletas, puentes peatonales y ciclorutas empezaron a ser parte de la estructura urbana de la ciudad y a través de diferentes campañas se invitó a los ciudadanos a hacer uso de estos espacios (ajenos hasta entonces para la mayoría) y a sentirlos suyos.

La exitosa ejecución de proyectos de construcción de bibliotecas y megaparques públicos llevada a cabo durante finales de la década de los noventas e inicios de los años dos mil, contribuyó notablemente a ampliar la disponibilidad de espacio público por habitante en Bogotá. Al mismo tiempo, estos proyectos se presentaron como una nueva oportunidad para que los ciudadanos compartieran de manera igualitaria nuevas experiencias de esparcimiento.

Según la Secretaría Distrital de Planeación, Bogotá cuenta con un poco menos de 5 m2 de espacio público por habitante. Esta cifra está considerablemente alejada de los estándares recomendados por autoridades internacionales en el tema. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud estima que el espacio verde de libre acceso en las ciudades debe estar entre los 10 y los 15 m2 por habitante. En este sentido, el programa Visión Colombia II Centenario enuncia que en el año 2019 las grandes ciudades colombianas deben contar con una disponibilidad de espacio público que se acerque a dichos estándares internacionales (por lo menos 10 m2 por ciudadano). Sin embargo, con la dinámica de densidad poblacional que experimentan ciudades como Bogotá y sin una voluntad política definida, esta meta será difícil de alcanzar.

A pesar de los mencionados avances en construcción, recuperación y mejoramiento del espacio público de la capital colombiana, aún hay mucho trabajo por realizar en esta transformación. Una de las grandes falencias de las recientes administraciones distritales ha sido la falta estrategias claras para garantizar el mantenimiento y la conservación de los espacios públicos. Según el Observatorio de Espacio Público de Bogotá aún es necesario el diseño de instrumentos eficientes y efectivos para la defensa y gestión de estos lugares en la ciudad. De la misma manera faltan iniciativas concretas de aprovechamiento económico de este recurso con el objetivo de que éste sea autosostenible.

Lo anterior a pesar de lo estipulado en el Plan Maestro de Espacio Público para la ciudad y de la labor que realiza el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público. En el primero se especifican las políticas de gestión, de cubrimiento y accesibilidad, y de calidad a seguir por la administración distrital para una efectiva generación, utilización, mantenimiento y protección del espacio público. La segunda es una entidad del Distrito que ha venido trabajando en la defensa participativa y sostenibilidad territorial del espacio público, promoviendo su recuperación a partir de un control social y la participación privada y comunitaria.

En el contexto anterior, la intensión de convertir a Bogotá en una ciudad más competitiva requiere de continuar el proceso de transformación de su espacio público. El desarrollo y la administración correcta de estos escenarios convertirán la ciudad en un mejor lugar para vivir, llamativo a la vista de visitantes y de inversionistas de capital nacional y extranjero.


¿En qué sentido trabajar en Bogotá?

Planeación y renovación urbana. Es claro que a pesar de los esfuerzos realizados por anteriores gobiernos distritales, Bogotá se encuentra rezagada en cuanto a la disponibilidad de espacio público por habitante. En este sentido, las estrategias de planeación y renovación urbana en la ciudad deben involucrar la generación de nuevos equipamientos para la recreación y el sano esparcimiento de los ciudadanos (v.g., parques, zonas verdes, alamedas, ciclorutas). Es decir, las políticas de planeación deben orientar a la ciudad hacia una transformación que le permita ser una urbe más humana, más social y más participativa.

Consecuentemente con la proposición anterior, los nuevos proyectos inmobiliarios en la ciudad no solo deben estar enfocados como una solución de vivienda, sino que éstos deben proyectarse para construir infraestructura de espacio público. El desarrollo de estos espacios es, sin lugar a dudas, un mecanismo de valorización por lo que su construcción constante será una estrategia para convertir a Bogotá en una ciudad más competitiva. Igualmente, en la medida en que dichos proyectos de renovación urbana sean concluidos con éxito, los ciudadanos podrán experimentar una mejora notable de su calidad de vida.

Un caso específico del tipo de nuevos espacios que deben ser desarrollados son las canchas deportivas sintéticas en sectores populares de la ciudad. Estos espacios son construcciones modernas, con materiales duraderos disponibles para la práctica saludable del deporte. Igualmente estas canchas y sus inmediaciones funcionan además como lugar de reunión e integración para la comunidad y tienen un alto impacto en aspectos como la seguridad de la zona. En este mismo sentido es importante trabajar en la promoción de la restructuración de los salones comunales en centros culturales y de conocimiento. Los salones comunales deben convertirse en espacios donde los vecinos del sector puedan gozar de pequeñas bibliotecas y salas de cómputo. Para que esta iniciativa funcione debe ser una política del distrito. La administración distrital debe ser un ente promotor del movimiento comunal y fomentar los mecanismos para que los salones comunales en todas las localidades de Bogotá puedan ser centros unos verdaderos centros de integración y conocimiento.

Con el objetivo de tener una ciudad más digna, es fundamental la correcta planeación territorial del las zonas que aún se encuentran por desarrollar en Bogotá (v.g., plan zonal del norte y plan zonal de Usme). Es mandatorio que en estos planes se garantice la inclusión de zonas destinadas al libre esparcimiento, a la cultura y al goce y recreación de los bogotanos. En especial las nuevas zonas destinadas a construcción de vivienda para estratos bajo y medio bajo es determinante que estén dotadas con este tipo de equipamientos y de servicios complementarios como colegios, bibliotecas y unidades de policía descentralizadas (e.d., CAI). Al mismo tiempo, estos planes deben incluir y ejecutar elementos que garanticen la accesibilidad y sostenibilidad de estos escenarios. Todo este desarrollo urbano debe estar enmarco, por supuesto, en el respeto por las áreas forestales y de reserva que están presentes en estas zonas geográficas de la ciudad.

Otra zona cuya planeación y renovación se torna urgente, es el centro de la ciudad. El centro es para muchos bogotanos el espacio geográfico donde transcurre su vida pero además donde se sienten social y culturalmente incluidos. Es por esta razón que se debe trabajar en construir un centro para todos, que se presente realmente como lugar de integración y que sea usado como elemento recuperador de la memoria histórica de los bogotanos.

Una alternativa de generación de espacio público en el centro de la ciudad puede ser la construcción de corredores turísticos que permitan dar un uso sostenible a zonas que tengan alguna significancia histórica. Asimismo, la recuperación de parques, plazoletas y andenes es determinante para dar vida a sectores hasta ahora marginados del centro de la ciudad. En este sentido, la recuperación integral del espacio público en esta zona debe tener en cuenta la población cuya vida se allí se desarrolla. Estos programas de renovación urbana deben contar con estrategias de integración y reubicación de la población que actualmente existe en el centro, de tal forma que se logre no solo un cambio físico de esta zona de la ciudad, sino también un positivo cambio social.

Escenario Multipropósito en Bogotá.

La ciudad necesita de un espacio donde se puedan llevar a cabo eventos de alta afluencia de público y de gran categoría (v.g., conciertos, espectáculos artísticos). La propuesta es aprovechar el área donde se encuentra actualmente el Coliseo el Campín (incluida la zona de parqueaderos que se encuentra subutilizada) para construir allí un escenario moderno y seguro de gran magnitud. Ese nuevo equipamiento, que puede funcionar bajo la administración del Distrito en concesión a un particular, con seguridad abrirá las puertas a atracciones musicales, deportivas y culturales de nivel mundial que hasta ahora han sido ajenas a los bogotanos.

Cultura ciudadana. Bajo la premisa de que el espacio público es de todos, los bogotanos deben apropiarse de estos lugares de libre acceso y sentirlos suyos. En este sentido, cada ciudadano no solamente debe entender los beneficios en su calidad de vida de parques, senderos, andenes, y ciclorutas, sino que también debe estar comprometido con el buen uso y aprovechamiento de estos espacios.

La conservación adecuada y en buen estado de estos equipamientos urbanos depende en gran parte del uso respetuoso que se les de. Es por esta razón que sigue siendo determinante recuperar las nociones de cultura ciudadana cada vez más ajenas para la mayoría de los habitantes bogotanos.

Asimismo, en el proceso de recuperación del espacio público en la ciudad es precisa una promoción del autocontrol. A través de campañas de educación y sensibilización invitar a comerciantes ambulantes y transeúntes a no hacer ocupación indebida de estos lugares, mantenerlos limpios y disponibles para su correcto uso y aprovechamiento de la comunidad.

Aprovechamiento económico del espacio público. Tan importante como la generación de espacio público es la gestión para garantizar que este sea sostenible. De esta forma es necesario el planteamiento de programas de aprovechamiento económico de estos lugares. Una de las alternativas utilizadas hasta el momento para la generación de recursos ha sido la adjudicación de contratos de concesión del mobiliario urbano. En esta modalidad de contratación, el contratista puede generar alguna rentabilidad mediante el uso comercial del lugar y el mismo debe encargarse de su mantenimiento y conservación (un caso común es la publicidad en paraderos de buses).

Sin embargo, estas iniciativas de aprovechamiento económico deben ser más agresivas y orientadas principalmente a velar por el interés general (en cuanto a garantizar la sostenibilidad de los lugares públicos) y no a favorecer algunas intenciones particulares. La publicidad ofrecida en estos espacios, por ejemplo, debería estar orientada únicamente a la promoción de eventos culturales, deportivos, recreativos y sociales. De la misma forma, parques, alamedas, andenes y plazoletas podrían ser usados como áreas de exposiciones artísticas, bailes y ferias culturales (al igual que sucede en varias ciudades del mundo).

Comerciantes ambulantes. La ocupación del espacio público por parte de comerciantes ambulantes es una problemática que debe ser tratada con el mayor interés y rigurosidad por parte de la administración local. La regulación de las ventas sobre el espacio público debe ser estricta y bien definida, sin dar lugar a vicios que entorpezcan la acción de las autoridades. Aunque no es muy clara la cifra de vendedores ambulantes en las calles bogotanas, el Instituto para la Economía Social estima que la cifra en el año 2008 podía estar cercana a los 37,000. En respuesta a esta situación se ha venido trabajando en la implementación de módulos de ventas (particularmente en las localidades de Santafé y Candelaria) y la organización de ferias temporales de las que participan comerciantes callejeros afiliados a distintas asociaciones.

Sin embargo, el cubrimiento de este tipo de estrategias de regulación sólo ha logrado beneficiar a un porcentaje muy bajo del total de vendedores. En la intensión de generar mecanismos incluyentes en la defensa de espacio público es necesario trabajar en que dichas ferias temporales y módulos de ventas estén debidamente reglamentados. El proceso de adjudicación de los cupos debe ser un proceso legítimo que no se preste para prácticas corruptivas por parte de funcionarios de la administración local. Adicionalmente este proceso debe condicionar las zonas intervenidas de tal forma que se garantice que no serán posteriormente ocupadas por nuevos vendedores.

Al mismo tiempo, estas soluciones de recuperación de espacio público serán efectivas si además representan una verdadera opción económica para los vendedores. No se trata solamente de reubicar a los vendedores sino de que esta reubicación ser una oportunidad para que su negocio se mantenga y se legalice. Se requiere un acompañamiento al proceso por parte de las autoridades, que oriente a este grupo personas para sacar el mayor provecho de su nueva ubicación. Quizá de esta forma las estrategias de módulos de ventas y de ferias temporales podrían llegar a ser de cubrimiento masivo.

En la búsqueda de las posibles soluciones a la problemática de ocupación de espacio público por parte de vendedores ambulantes, es fundamental contar con un diagnóstico detallado de esta problemática, que incluya un número más exacto del total de comerciantes, su ubicación actual y la distribución de los tipos de productos ofrecidos.

Seguridad Urbana. La ocupación inadecuada del espacio público es a su vez uno de los principales medios de promoción de la ilegalidad en la ciudad. La informalidad en las calles bogotanas genera un ambiente propicio para la incidencia de crímenes menores y esta condición limita notablemente el libre acceso y disfrute del espacio público por parte de los ciudadanos. En este sentido, es necesario trabajar en Bogotá en mantener la legalidad como un elemento fundamental del desarrollo de la ciudad.

El alejamiento de los ciudadanos de lugares públicos abiertos en Bogotá fue en algún momento generado por la sensación de sentirse vulnerables e inseguros. Esta situación llevo a que muchos de éstos prefirieran buscar espacios que se percibían más seguros tales como los centros comerciales. Por esta razón es fundamental no solo garantizar la disponibilidad de espacios públicos para el goce de los habitantes bogotanos sino también trabajar en la posibilidad de acceso a éstos. Se requiere de un trabajo conjunto entre los distintos entes competentes que brinden al ciudadano la confianza suficiente para que el salir y disfrutar de espacios abiertos sea una opción de ocupación del tiempo libre. En esta estrategia el mantenimiento de estos lugares, la disponibilidad de alumbrado público y la presencia continua de autoridades y mecanismos alternos de vigilancia (v.g., uso de video cámaras), son acciones todas complementarias entre si y a su vez indispensables.

Referencias:

Alcaldía Mayor de Bogotá (2005). Plan Maestro de Espacio Público. Decreto 215 de 2005.

Alcaldía Mayor de Bogotá y Cámara de Comercio de Bogotá (2005). Memorias: Foro Internacional Espacio Público y Ciudad. Bogotá.

Alcaldía Mayor de Bogotá (2010). Departamento Administrativo Defensoría del Espacio Público. Disponible en: http://www.dadep.gov.co/

Cámara de Comercio de Bogotá (2008). Primer Observatorio de Espacio Público de Bogotá. Disponible en: http://camara.ccb.org.co/documentos/4414_observatorio_espacio_publico.pdf

Gómez Serrudo, N.A. (2007). Espacio Público en Bogotá. Revista Bitácora Urbano Territorial. Vol 1. Número 11, 40-52.

Organización Panamericana de la Salud-OPS (2009). Análisis del Perfil de Salud Urbana en Bogotá. Fundación Ciudad Humana, Bogotá.

Márquez, Juan C. y Eduardo Behrentz (2009). Debilidad Institucional y Aceptación de la Ilegalidad: El Caso de la Permisividad Policial en el Control de las Infracciones de Tránsito en Bogotá. Universidad de los Andes. 2009.