viernes, 30 de abril de 2010

Los cráteres en la carrera 6ª entre calles 45 y 46


La semana pasada quise coger la calle 45 hacia el occidente por el sector de la Universidad Javeriana, pero me llevé una sorpresa de gran tamaño: un cráter de unos 5 metros de diámetro, nos impidió el paso por la carrera 6ª.

De inmediato me bajé del vehiculo y tomé varias fotografías que luego envíe, junto con un oficio, a la Unidad de Mantenimiento Vial del Distrito, al Idipron y al IDU, para que la vía sea intervenida lo más rápido posible.

Ustedes se preguntarán ¿por qué la preocupación por esta calle si la ciudad esta llena de huecos? La respuesta es solo una: Mi preocupación por el peatón.

Dado el mal estado de la calle los vehículos particulares, de servicio público y buses escolares, entre otros están utilizando el andén poniendo en riesgo a los miles de peatones que transitan por esta importante zona residencial y universitaria.

Pero mi trabajo no se ha quedado en este caso, a la fecha he denunciado ante las autoridades, más de 100 fallas, aberturas, hendiduras del asfalto y cemento de calles, avenidas y carreras de la capital. La reacción de las entidades es eficaz, puesto que las fotografías y videos que anexamos son reales y muestran la magnitud de la problemática.

Por eso hoy, a través de este, mi espacio en blogger, quiero hacer un llamado a toda la ciudadanía afectada para que me envíen sus fotos y videos de vías en mal estado que impiden la movilidad en Bogotá. Escríbeme a dluna@davidluna.com.co y de alguna forma buscaremos una solución.

jueves, 22 de abril de 2010

Reconocimiento público al trabajo de la policía de Bogotá

Quiero hacer hoy un reconocimiento público al esfuerzo, trabajo, constancia y tenacidad de los agentes de Policía que a diario patrullan las calles capitalinas para protegernos de cualquier acto delictivo que atente contra nuestra integridad personal.
Esta declaración la hago gracias a que un bogotano me escribió al correo electrónico, en donde me narró una historia como sacada de una película. El fue secuestrado con su novia por una temible banda dedicada el paseo millonario en el sector de San José de Bavaria en la localidad de Suba.
En su correo decía “Nos advirtieron que era un asalto y que debíamos colaborarles para entregarles todo: dinero, joyas, tarjetas de crédito para liberarnos lo antes posible y así dejarnos en paz” dice la misiva. La oportuna denuncia del ciudadano, y la constancia de los agentes de Policía que no dudaron un segundo, en hacer seguimientos y operativos en la zona, llevaron a que en la segunda semana de marzo fuera recuperado el vehículo robado.
Fue capturada una persona que conducía el vehículo, quien tiene varias órdenes de arresto y se encontraba armado, al parecer el presunto delincuente estaba utilizando el carro hurtado en distintos actos delictivos.
Al conocer esta historia, emití una carta de reconocimiento público al General César Augusto Pinzón Arana, Comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, felicitándolo a él y a cada uno de los agentes de la Policía y de la SIJIN que participaron en los rastreos y búsquedas que dieron con la captura de esta peligrosa banda de delincuentes dedicados al paseo millonario en Suba.

miércoles, 14 de abril de 2010

Pronunciamiento sobre violencia urbana en ciudades - caso Bogotá

La violencia urbana entendida como un conjunto de conflictos, conductas ilegales y situaciones delincuenciales presentes en un centro urbano es, hoy en día, uno de los mayores desafíos para las instituciones de las grandes ciudades del mundo. En este sentido, la violencia urbana se constituye en la principal causa de la imposibilidad de las ciudades para ofrecer una efectiva seguridad pública.

Descripción de la problemática en Bogotá

Según estadísticas para el Distrito, las principales manifestaciones de violencia urbana en Bogotá son los homicidios, el hurto, tráfico de estupefacientes y disputas callejeras. Se entiende que son diversas las causas que llevan a la masificación de hechos generadores de violencia en la ciudad, todas éstas ligadas necesariamente a factores sociales.
En Bogotá según cifras recientes del Observatorio de Seguridad de la Cámara de Comercio y Medicina Legal hay una tasa de homicidio cercana a los 20 casos por cada 100,000 habitantes. Esta cifra es menor que la documentada para otras ciudades principales de Colombia tales como Cali (67), Medellín (47) y Barranquilla (29). Sin embargo, la tasa de homicidios en Bogotá es mayor que la reportada para otras grandes ciudades latinoamericanas como Ciudad de México(18), Lima (10), Buenos Aires (5) y Santiago de Chile (3).
En este sentido es importante destacar como el número de casos de homicidios en Bogotá presentó un aumento durante los años 2007 a 2009 (último año de la anterior administración local y dos primeros años del actual gobierno). Específicamente, según cifras del Instituto de Medicina Legal, se pasó de 1,336 casos de homicidio registrados en el año 2006 a 1,465 casos en el año 2008. En el primer semestre del año 2009 ya se habían presentado 74 casos de homicidio más que en el mismo período para el año 2008.
Otro indicador determinante de la situación de violencia es el número de hurtos que se presentan en la ciudad. La tasa de hurto a personas en Bogotá es de 145 por cada 100,000, asimismo las tasas de hurto a residencia y hurto a vehículos son 50 y 38 casos por cada 100,000 habitantes respectivamente.
Consecuente con estas cifras, la última encuesta sobre victimización en la ciudad reporta que el 37% de los bogotanos expresaron haber sido (ellos o algún familiar) víctimas de algún delito. Igualmente, el programa “Bogotá Cómo Vamos” en su última encuesta de percepción ciudadana (2009) reportó estadísticas donde más del 40% de los ciudadanos no se sienten seguros en Bogotá. Este indicador aumentó considerablemente (18 puntos porcentuales) con respecto a esta misma medición en el año 2008. Asimismo, la encuesta mencionada anteriormente sobre victimización en la ciudad reporta que el 58% de los bogotanos consideran que la inseguridad ha aumento en la ciudad.
Una característica que sustenta la situación de violencia urbana en Bogotá es el hecho de que no se hace un seguimiento estricto a la prevención, control y castigo de hechos delictivos menores en la ciudad. Condición que es generadora de un escenario donde son comunes las actividades ilegales.

Pronunciamientos

- Garantizar la legalidad. Es necesario trabajar en Bogotá en mantener la legalidad como un elemento fundamental del desarrollo de la ciudad. Las pretensiones de ciudad competitiva en la región para Bogotá deben estar reforzadas con estrictos controles preventivos de la ilegalidad. De esta manera hay que prestar especial atención a las situaciones de seguridad consideradas menores ya que dichos hechos son un elemento generador de crímenes más graves. En este sentido las autoridades deben fortalecer su pie de fuerza (orientado a un personal formado y experimentado y a una mejor capacidad de inteligencia) y apoyado en mecanismos tecnológicos (v.g., circuitos con cámaras de video).

- Institucionalidad y empoderamiento de la problemática por parte los ciudadanos. Hay que empoderar al ciudadano de la problemática de seguridad en Bogotá. Esta posición se logra en la medida en que los ciudadanos sean más solidarios pero además, cuando se despierte en los bogotanos la confianza en sus instituciones. Durante el año 2009 se estima que solo el 34% de las víctimas de algún delito en la ciudad denunciaron el hecho ante las autoridades (la principal razón por la que no se denuncian los hechos delictivos fue la falta de confianza en la autoridad).
De esta manera, las campañas por parte de las autoridades para divulgar programas distritales en materia de seguridad son fundamentales y necesarias. De los más de diez actuales programas institucionales en seguridad, solamente la línea de atención de emergencias es conocida por más del 30% de los bogotanos.

- Educación. El nivel de escolaridad de los ciudadanos en Bogotá está relacionado con la posibilidad de ser víctima de una muerte violenta. Las cifras de homicidios para la ciudad muestran como cerca del 50% de las víctimas de homicidio en Bogotá tiene la primaria como grado máximo de escolaridad y aproximadamente el 40% contaba como grado máximo de educación la secundaria.
La anterior evidencia sugiere que el acceso a la educación es un elemento determinante de la violencia urbana. Son necesarias campañas para disminuir la deserción escolar, así como garantizar que toda la población en edad escolar pueda terminar por lo menos sus estudios secundarios.
En este sentido y siendo consecuentes con el pronunciamiento sobre el empoderamiento de la problemática por parte de los ciudadanos, es importante retomar los esfuerzos en la generación de proceso orientados a devolver los bogotanos una cultura ciudadana. Este importante elemento autoregulador de la sociedad, disipó su rumbo a tal punto que hoy parece ser ajeno a los habitantes de Bogotá (esto a pesar de la voluntad de las administraciones locales pasadas con la que se construyeron grandes logros en el tema).

- Regulación y control sobre el porte de armas. El control sobre el porte de armas debe ser riguroso, nadie debe portar de manera ilegal un arma en Bogotá. Según cifras de medicina legal el 60% de los homicidios en la ciudad son cometidos con armas de fuego y aproximadamente el 30% con armas cortopunzantes. Campañas de desarme voluntario son necesarias constantemente en todas las localidades de la ciudad. Asimismo, el control por parte de las autoridades en especial en zonas de alta afluencia de público y barrios con presencia de grupos juveniles violentos.

- Infraestructura y equipamientos urbanos. La ciudad debe tener una política clara en cuanto al mantenimiento óptimo de su infraestructura orientada a la seguridad de sus ciudadanos. Equipamientos urbanos sin mantenimiento o en mal funcionamiento con escenarios que propician la ilegalidad (v.g., espacios para el tráfico de estupefacientes). Un caso específico es el alumbrado público. El garantizar una correcta operación de este servicio básico es un elemento que aporta a la percepción de seguridad por parte de los bogotanos (más del 50% de los delitos en la ciudad se ejecutan en calles y avenidas).

- Calidad de vida. La inseguridad considerada como un factor que disminuye la calidad de vida en las ciudades. De manera general es necesaria la definición e implementación de nuevas políticas de planificación y gestión urbana ligadas al componente de seguridad que busquen el bienestar para todos los ciudadanos. Este escenario requiere de una legislación actualizada que normalice y garantice un sistema de vigilancia, control y justicia exitosos.

De esta forma, iniciativas como el nuevo Código Nacional de Convivencia y Policía y la nueva Ley de Pequeñas Causas deben ser concertadas y aprobadas para que puedan servir como herramienta a las autoridades locales y nacionales en su intención de detener el progreso del fenómeno de violencia urbana.


Referencias
- Observatorio de Seguridad No. 37. Cámara de Comercio de Bogotá. 2009.
- Encuesta de Percepción y Victimización, Bogotá y las Localidades. Cámara de Comercio de Bogotá. 2010.
- Boletín de Estadísticas del Sector Gobierno - Seguridad y Convivencia. Secretaría de Gobierno. Alcaldía Mayor de Bogotá. 2009.
- Bogotá Cómo Vamos?. Cámara de Comercio de Bogotá. 2009.
- Márquez, Juan C. y Eduardo Behrentz. Debilidad Institucional y Aceptación de la Ilegalidad: El Caso de la Permisividad Policial en el Control de las Infracciones de Tránsito en Bogotá. Universidad de los Andes. 2009.
- Visitas y entrevistas personales en las localidades de San Cristóbal, Suba, Kennedy, Bosa, Rafael Uribe Uribe, Ciudad Bolívar.

lunes, 12 de abril de 2010

Sobre el centro de Bogotá

A diario, cuando me desplazo hacia el centro para llegar a mi oficina del Congreso de la República, encuentro un panorama desolador en distintos puntos. Observo que abunda el desorden, la basura en los andenes, hay caos en movilidad e inseguridad entre otros problemas.
Pero esta mirada que podría ser considerada muy subjetiva es compartida por más de 200 mil habitantes del centro que sienten que han sido olvidados por la Administración Distrital. Para ellos no es entendible como se iniciaron obras por la décima sin prever los problemas de tráfico que hay en el sector.
Por ejemplo, los viernes en horas de la tarde es imposible llegar y salir en vehículo, los trancones son interminables y a esto se suma otros serios problemas del sector como son: la inseguridad que ronda la avenida Caracas, la calle 19 y la carrera 10, la prostitución callejera que se tomó los barrios Alameda y La Capuchina, la invasión del espacio público abunda en la carrera 7ª, el auge de habitantes de la calle y el uso desmedido del suelo que se tomó a La Candelaria.
No debemos olvidar que el centro congrega a más de un millón de personas a diario, quienes llegan a las 20 universidades que existen, 15 colegios, igual número de hoteles, museos, iglesias y centros comerciales, es el epicentro de nuestra ciudad.
Tras este panorama desolador, a través de un encuentro comunitario, hice un llamado urgente al gobierno distrital para que se formule un plan de salvamento del centro que es nuestra historia. Por su parte el Secretario Distrital de Gobierno encargado, Andrés Restrepo, se comprometió a escuchar y recoger las distintas problemáticas de estos ciudadanos.
Esperamos que los compromisos no se queden en el papel, que este importante sector de nuestra ciudad se convierta en un lugar de mostrar y de vivir lo lindo, histórico y llamativo de nuestra Bogotá.

viernes, 9 de abril de 2010

El presente y futuro visto por Gaitán

Uno de los mitos que más me ha impactado sobre la figura de Jorge Eliécer Gaitán ha sido el que rodea su simbólico entierro. Como se sabe, los restos del caudillo se encuentran en su casa, donde se enterró el cuerpo ante la imposibilidad de resguardarlo en el Cementerio Central para protegerlo de la turba que, enfurecida, vengaba su nombre y abría el capítulo de la noche eterna de la violencia.

Fue allí y, en esas condiciones, en las cuales se buscó que el inmolado fuera cubierto por fragmentos de tierra recogida en cada uno de los puntos cardinales del país; y que ésta, a su vez, fuera regada por aguas de los dos mares y de todos los ríos del país. Con este gesto alegórico se buscó recoger los restos de una Patria que había perdido al hombre que representaba a su centro político y su conciencia moral; en un ataque que, aún hoy, continúa irresuelto,

Sea como fuere y, en la realidad o ilusión que esta imagen trae, no puede negarse el poder que Gaitán todavía conserva -tanto como dirigente liberal de la primera mitad del siglo XX, como uno de los mártires más venerados en la historia política colombiana.

La herencia de Gaitán

Sin importar la vertiente ideológica, todos los dirigentes políticos reconocemos y admiramos en Gaitán la capacidad de encarnar el sentimiento de un pueblo que ha sido desconocido, rechazado y minimizado; pero que tuvo la capacidad de sobrepasar las adversidades y de demostrar que tiene una capacidad inmensa de trabajo, superación y esfuerzo.

No obstante esta importante lección histórica, considero que la esencia del pensamiento de Gaitán se plasma en toda su intensidad en sus escritos y discursos públicos, en los cuales se percibe la claridad absoluta que tenía sobre el pasado, el presente y el futuro del país.

En lo personal, uno de los textos que resalto por su contundencia es el programa de su campaña presidencial, escrito en 1945. En éste, hace una declaración que asumo como propia y el cual he querido seguir al pie de la letra:

“(…) ¿No estamos demostrando a la juventud, con la más práctica y por eso más fecunda de las lecciones, que en política la sinceridad y la verdad no conducen al fracaso? ¿Que se puede ser leal consigo mismo, que el triunfo en la vida no hay que esperarlo del caprichoso patrocinio de nadie, sino de la propia energía acumuladora, cuando la conciencia arde como una llama en permanente holocausto a la verdad?”.

Sin necesidad de decir más, tomo este pasaje como un comando que debe dirigir cada una de las actuaciones públicas y la manera de hacer política, que debe tenerse siempre presente en un país en donde el servilismo y el interés propio lo han guiado, tristemente, a un oscuro destino. Al respecto, la reflexión premonitoria que hace Gaitán en dicho discurso es asombrosa:

“El órgano Legislativo necesita recuperar su dignidad y la autonomía que le es propia. Congresos que aparezcan como simples emisarios de la voluntad del Ejecutivo según casos que todos conocemos, atentan contra la sustancia de la democracia. No puede haber pretexto, razón, ni causa para que existan Parlamentos que no se inspiren en su propia conciencia, sino en el halago o el temor para subordinarse a las decisiones del órgano Ejecutivo. El país sabe que esa autonomía funcional del Parlamento no actúa y que debe ser restaurada.”

Un verdadero líder no se perpetúa en el poder

Uno de los conceptos que Gaitán resaltaba era la división y diferencia entre el País Político y el País Nacional, el Pueblo. A éste último le reconocía un valor intrínseco, que era el de la voluntad de levantarse contra una organización social ilógica y contra un Estado que sólo servía ante los intereses de las clases influyentes. No obstante, a las masas también les recordaba que la superación de su pobreza material, social, moral e intelectual sólo se daría en la medida en que se liberasen de su primitivismo, tal como lo mencionaba en su escrito titulado “Bases para una política revolucionaria colombiana”.

Al apelar a tal atraso, Gaitán hacía referencia a la inmensa e incorregible incapacidad de los colombianos por sentar un precedente contra una clase dirigente opresiva y arbitraria, que dirigía –y aún lo hace- a las espaldas de los ciudadanos. Para el líder, este fraccionamiento era la razón por la cual en Colombia nunca se incorporaría el pueblo a dicho País Político:

El gobierno del pueblo en la actualidad es un valor fonético y nada más. Y quizá en países como el nuestro, cuya gran mayoría de habitantes da un índice bajo cero en el termómetro de la conciencia y de la cultura, no solo no hay sino que tal vez no puede haber gobierno del pueblo. Puede haber un gobierno ‘para’ el pueblo, que es distinto.” Y agrega, de manera imperiosa:

“Quien desee en este país realizar la inmensa, trascendental y al parecer casi imposible obra de incorporar a nuestro pueblo, a nuestras masas no puede ni debe engañarse en cuanto al apoyo que ellas le presten. No tienen conciencia de sus destinos, ni hay razones para que la tengan. Decir lo contrario es formular hipócritas elogios.”

Pero, ante todo, creo que el valor de Gaitán para el país se centra en su capacidad visionaria y casi profética para identificar los riesgos ciertos sobre la Democracia.

Su enfoque sobre la forma en la que se ejerce la política en Colombia; la debilidad manifiesta en la Constitución; la inserción de intereses económicos oscuros; la inequidad social; la inestabilidad en el equilibrio entre las tres Ramas del Poder Público, y la posibilidad de la concentración del poder en una sola persona fueron los asuntos sobre los cuales advirtió a tiempo; pero fue el país el que no supo comprender sus palabras ni atajar con firmeza este destino.

En sus palabras, Gaitán manifestaba que se requería de “(…) una legislación constitucional que nos aparte de la autocracia consagrada por la Constitución del 86 -sorda a todos los complejos económicos y sociales de la hora, y que hace reposar la vida total del gobierno en la sola voluntad del Presidente de la República-. Esa autoridad ilimitada debe terminar, para dar comienzo al juego político que descanse sobre la conformidad del gobierno con el criterio de las plataformas políticas, conformidad expresada por quienes representan los distintos intereses en un sistema democrático económico.”

Yo no creo en el destino mesiánico o providencial de los hombres. No creo que por grandes que sean las cualidades individuales, haya nadie capaz de lograr que sus pasiones, sus pensamientos o sus determinaciones sean la pasión, la determinación y el pensamiento del alma colectiva”, tal como afirmó en su Programa Presidencial.

Con estas palabras, Gaitán fue contundente al afirmar que no podría existir un dirigente que se perpetuase en el poder, aún cuando el pueblo apoye de manera irrestricta su postura; pues el mismo régimen político debería insistir en la necesaria alternancia en el poder. Esta advertencia es categórica para nuestra realidad política, que debería asumirse con toda la responsabilidad histórica que conlleva.

Por esto creo que el valor de Gaitán está, ante todo, en la perspectiva que tuvo sobre el país; un país imposible al que, con grandes dificultades, le sobreviven dirigentes que han tratado de anunciarle las amenazas que se asoman. Es por eso que los fragmentos de la tierra traídos de todos los puntos cardinales y del agua de todos los ríos deberán guiarnos para volver a encontrar un centro, como lo hicieron con Gaitán.