martes, 23 de marzo de 2010

Comicios en tranquilidad

La jornada electoral que acaba de realizarse nos deja un sabor agridulce. Aunque por una parte fue muy gratificante ver la motivación con la que los ciudadanos salieron a votar en las pasadas elecciones para el Congreso, y para las consultas del Partido Conservador y el Partido Verde, aún nos encontramos con ciudadanos que desconocen la importancia de esta decisión, o que no saben escoger bien a sus representantes ante el órgano legislativo.

De igual manera, este desconocimiento también se vio reflejado en los resultados que tuvo el Parlamento Andino. Un millón cuatrocientos cincuenta mil votos sin marcar, y en general el desconocimiento y la falta de comprensión en este proceso por parte de los ciudadanos, hizo de este ejercicio electoral el gran perdedor de las pasadas elecciones.

Con el fin de adelantarnos a lo que ocurriría en esta jornada, realizamos una encuesta telefónica en la que quisimos tomarle la temperatura a la cultura política en Bogotá. Fueron 800 personas las que respondieron preguntas relacionadas con irregularidades, intimidaciones o chantajes a cambio del voto. Entre los resultados que encontramos, vimos con asombro y preocupación el 67% de los encuestados no recuerda por quien votó para la Cámara de Representantes en las elecciones de 2006; y, de la misma forma, el 62% no recuerda por quien votó al Senado.

Si relacionamos estos resultados con el altísimo porcentaje de colombianos que consideran que el Senado es de las instituciones con menos credibilidad y considerada la más corrupta de los últimos años, no solo nos topamos con una entidad desmejorada y altamente cuestionada, sino con la irresponsabilidad que desde el voto, han tenido los ciudadanos a la hora de decidir quién los va a representar desde dicha institución, ya sea por desinterés o por la presión que ejercen agentes externos en dicha decisión.

Ya sobre las dudas, los resultados de nuestra encuesta no nos dejan tranquilos: al 5 por ciento de los encuestados le han ofrecido algún beneficio personal a cambio del voto para el Senado o para la Cámara, efecto que se ve especialmente en el estrato 1. Y el 2% de los entrevistados declaró haberse sentido presionado de alguna forma para votar por determinado candidato.

El proceso electoral del pasado 14 de marzo merece una revisión a fondo. Primero es desconcertante y muy preocupante que un partido como el PIN, fuertemente cuestionado en su conformación, logre obtener cerca de 1 millón de votos, y por otra parte y no menos preocupante, que un órgano de tanto prestigio como lo es la Registraduría Nacional, vea enlodada su imagen al no entregar los resultados de la consulta del Partido Conservador, alrededor de la cual circulan múltiples afirmaciones, y que se le tilde de ineficiente al no brindar una adecuada capacitación a los jueces, demoras en la entrega de resultados de mesas escrutadas y en general recibiendo críticas a un sistema que parece no funcionar como debe.

Aunque decidimos no participar en estas elecciones porque vamos a lanzar nuestra propuesta para la Alcaldía Mayor de Bogotá, hemos considerado pertinente resaltar la importancia no solo de alentar a todos los ciudadanos a salir y participar en las urnas, sino en informarse y elegir verdaderamente a aquellos que los representan dignamente y cuyo proyecto político es viable y ante todo realizable. Es importante que elijamos las mejores propuestas, que nos enteremos de los procesos electorales, su dinámica y funcionamiento y que rechacemos enfáticamente todas y cada una de las acciones que están fundamentadas en la utilización de armas, dinero o presiones sociales para influenciar nuestro voto

Lo anterior nos lleva a lleva a la siguiente reflexión: El voto bajo ninguna circunstancia puede ser comprado, ni mucho menos maniatado. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos votar por quien consideramos representa mejor nuestros intereses y los de nuestra comunidad. Desde nuestro voto construimos las políticas que dirigirán, no solo a corta plazo, los destinos de nuestra nación.

Creo y he comprobado que sí existen candidatos decentes, honorables y trabajadores. Con nuestro voto, en el caso de Bogotá, podemos generar propuestas que van a forjar una ciudad con políticas sostenibles e innovadoras, que permitan sacar la Capital del profundo estancamiento en el que se encuentra.

Para terminar este blog quiero dejar una pequeña reflexión: Usted, que ya ejerció su derecho a votar, debería tener en cuenta siempre en los comicios, que la política no es el arte de servirse a sí mismo, sino el arte de servir a los demás-. Por esto, lo invito a que siempre vote bien y vote a conciencia.

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