La diferencia entre las sociedades ricas, en continuo crecimiento, y las pobres, que tienen un gran retraso, es el rezago tecnológico. Está claro que, cuando un país hace un esfuerzo decidido y continuo para otorgarles herramientas de conocimiento a sus ciudadanos, está asegurando un presente y un futuro mucho más sólido, pues les permite ponerse “al día” frente a su preparación académica y profesional.
Esta es una apuesta que, tanto los Estados como los gobiernos locales, deben empezar a adoptar; pues es aquí donde el capital humano genera riqueza social y crecimiento económico. No obstante, los costos en el acceso a Internet siguen siendo escandalosamente altos a pesar de que hay mayor regulación en la oferta y hay más competidores en el mercado.
Uno de mis sueños y será uno de mis proyectos para la Alcaldía Mayor de Bogotá es que la ciudad cuente con un acceso ilimitado a Internet y a todos los servicios de información, para que los habitantes de todas las zonas de la ciudad puedan conocer de primera mano qué es lo que está pasando en el mundo, en tiempo real.
Esta no es una idea descabellada, poco a poco en diferentes partes del mundo gracias a la unión y esfuerzo de los sectores público y privado es posible ofrecerles este servicio a los ciudadanos “de a pie”.
En efecto, existe una clasificación de las Ciudades Digitales que se hace con base en las facilidades en el acceso a Internet, que se diferencian entre Ciudades Digitales con ánimo de lucro -creadas por compañías privadas para una labor comercial. Este tipo de ciudades prima en E.E.U.U.-; las Ciudades Digitales sin ánimo de lucro, que son creadas por iniciativas de los ciudadanos o de administraciones públicas con fines específicos, las cuales han tenido enorme auge en Asia.
Y las Ciudades Digitales Mixtas, que son aquellas que tienen una parte de iniciativa pública y otra parte de iniciativa privada; y, por lo tanto, tienen varios servicios con o sin ánimo de lucro. Este modelo, en particular, garantiza la sostenibilidad financiera a los prestadores del servicio y, a la vez, busca que los ciudadanos puedan acceder a la información.
En las grandes metrópolis como Nueva York, Paris, Londres, Berlín o Beijing, por citar algunas, cuentan con “Hot Spots” (en español podría traducirse como “puntos calientes”), los cuales le permiten a los habitantes conectarse a Internet de manera gratuita o pagando un pequeño porcentaje por el tiempo utilizado.
En Suramérica hay casos interesantes en Santiago de Chile y Rio de Janeiro. En la capital chilena hoy existen varios “Hot Spots” en donde hay servicio de conexión de forma gratuita y en Río de Janeiro el servicio de Internet ya se ofrece en las favelas de Doña Marta y Ciudad de Dios, dos de las zonas más pobladas y deprimidas de la ciudad; próximamente, los cerca de 60.000 habitantes de la favela de Rocinha –el barrio más pobre de Brasil- tendrá acceso al Wi-Fi. Y, en breve, será extendido a toda la Baixada Fluminense, que es el conjunto de municipios en la periferia de la región metropolitana de Río de Janeiro en el que viven cerca de 2,5 millones de personas.
Aquí, los números lo dicen todo: el gobierno local tiene reservados 4, 5 millones de reales (unos 2,3 millones de dólares) para extender la señal a todos los suburbios de Río de Janeiro. Sin embargo, en esta iniciativa también participan la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ); y la Universidad privada Pontificia Universidad Católica (PUC), que desarrolló la tecnología para ofrecer internet en la favela de Ciudad de Dios.
Estos ejemplos nos demuestran que el servicio de Ciudad Digital debe estar enfocado en las necesidades de su población –más que todo a la que, por razones económicas, no puede acceder a éste-; por lo cual se puede establecer una alianza entre los gobiernos locales con asociaciones comunitarias; las bibliotecas; las universidades públicas y privadas, y el sector empresarial. Por otra parte, debe haber una empresa de telecomunicaciones que asuma la adquisición de máquinas; las licencias de software; las líneas de comunicaciones y que se responsabilice por la ampliación del servicio.
Nuestro sueño y prioridad es implementar un modelo mixto de Ciudad Digital, a través de la prestación del servicio de forma gratuita inicialmente en las localidades más marginadas -por ejemplo, Ciudad Bolívar, Bosa o Usme- con el fin de que los colegios y demás entidades educativas y comerciales del sector tengan acceso gratuito al servicio de Internet. Como parte integral de nuestro sueño, está también el poder brindar contenido gratuito de tipo cultural, académico y de gobierno en línea, entre otros, a los usuarios. De nada sirve a una población el estar altamente conectada si no obtiene los beneficios de un contenido útil en la red.
El servicio de Wi-Fi también debe implementar en sectores de la ciudad con mayor movimiento comercial y económico, en estos sitios se podrían establecer tarifas razonables para el acceso a Internet inalámbrico, como en el Centro Financiero de la calle 72; o en la zona empresarial comercial del Salitre.
Bogotá debe avanzar y estar a la altura de muchas ciudades. Es inaudito y no podemos permitir que nuestros niños, jóvenes y ancianos no cuenten con acceso libre y permanente a la red de información, y que los siga “atropellando” la tecnología, al no existir mecanismos que incentiven su uso.
Esta es una apuesta que, tanto los Estados como los gobiernos locales, deben empezar a adoptar; pues es aquí donde el capital humano genera riqueza social y crecimiento económico. No obstante, los costos en el acceso a Internet siguen siendo escandalosamente altos a pesar de que hay mayor regulación en la oferta y hay más competidores en el mercado.
Uno de mis sueños y será uno de mis proyectos para la Alcaldía Mayor de Bogotá es que la ciudad cuente con un acceso ilimitado a Internet y a todos los servicios de información, para que los habitantes de todas las zonas de la ciudad puedan conocer de primera mano qué es lo que está pasando en el mundo, en tiempo real.
Esta no es una idea descabellada, poco a poco en diferentes partes del mundo gracias a la unión y esfuerzo de los sectores público y privado es posible ofrecerles este servicio a los ciudadanos “de a pie”.
En efecto, existe una clasificación de las Ciudades Digitales que se hace con base en las facilidades en el acceso a Internet, que se diferencian entre Ciudades Digitales con ánimo de lucro -creadas por compañías privadas para una labor comercial. Este tipo de ciudades prima en E.E.U.U.-; las Ciudades Digitales sin ánimo de lucro, que son creadas por iniciativas de los ciudadanos o de administraciones públicas con fines específicos, las cuales han tenido enorme auge en Asia.
Y las Ciudades Digitales Mixtas, que son aquellas que tienen una parte de iniciativa pública y otra parte de iniciativa privada; y, por lo tanto, tienen varios servicios con o sin ánimo de lucro. Este modelo, en particular, garantiza la sostenibilidad financiera a los prestadores del servicio y, a la vez, busca que los ciudadanos puedan acceder a la información.
En las grandes metrópolis como Nueva York, Paris, Londres, Berlín o Beijing, por citar algunas, cuentan con “Hot Spots” (en español podría traducirse como “puntos calientes”), los cuales le permiten a los habitantes conectarse a Internet de manera gratuita o pagando un pequeño porcentaje por el tiempo utilizado.
En Suramérica hay casos interesantes en Santiago de Chile y Rio de Janeiro. En la capital chilena hoy existen varios “Hot Spots” en donde hay servicio de conexión de forma gratuita y en Río de Janeiro el servicio de Internet ya se ofrece en las favelas de Doña Marta y Ciudad de Dios, dos de las zonas más pobladas y deprimidas de la ciudad; próximamente, los cerca de 60.000 habitantes de la favela de Rocinha –el barrio más pobre de Brasil- tendrá acceso al Wi-Fi. Y, en breve, será extendido a toda la Baixada Fluminense, que es el conjunto de municipios en la periferia de la región metropolitana de Río de Janeiro en el que viven cerca de 2,5 millones de personas.
Aquí, los números lo dicen todo: el gobierno local tiene reservados 4, 5 millones de reales (unos 2,3 millones de dólares) para extender la señal a todos los suburbios de Río de Janeiro. Sin embargo, en esta iniciativa también participan la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ); y la Universidad privada Pontificia Universidad Católica (PUC), que desarrolló la tecnología para ofrecer internet en la favela de Ciudad de Dios.
Estos ejemplos nos demuestran que el servicio de Ciudad Digital debe estar enfocado en las necesidades de su población –más que todo a la que, por razones económicas, no puede acceder a éste-; por lo cual se puede establecer una alianza entre los gobiernos locales con asociaciones comunitarias; las bibliotecas; las universidades públicas y privadas, y el sector empresarial. Por otra parte, debe haber una empresa de telecomunicaciones que asuma la adquisición de máquinas; las licencias de software; las líneas de comunicaciones y que se responsabilice por la ampliación del servicio.
Nuestro sueño y prioridad es implementar un modelo mixto de Ciudad Digital, a través de la prestación del servicio de forma gratuita inicialmente en las localidades más marginadas -por ejemplo, Ciudad Bolívar, Bosa o Usme- con el fin de que los colegios y demás entidades educativas y comerciales del sector tengan acceso gratuito al servicio de Internet. Como parte integral de nuestro sueño, está también el poder brindar contenido gratuito de tipo cultural, académico y de gobierno en línea, entre otros, a los usuarios. De nada sirve a una población el estar altamente conectada si no obtiene los beneficios de un contenido útil en la red.
El servicio de Wi-Fi también debe implementar en sectores de la ciudad con mayor movimiento comercial y económico, en estos sitios se podrían establecer tarifas razonables para el acceso a Internet inalámbrico, como en el Centro Financiero de la calle 72; o en la zona empresarial comercial del Salitre.
Bogotá debe avanzar y estar a la altura de muchas ciudades. Es inaudito y no podemos permitir que nuestros niños, jóvenes y ancianos no cuenten con acceso libre y permanente a la red de información, y que los siga “atropellando” la tecnología, al no existir mecanismos que incentiven su uso.
En realidad creo que tarifa razonable debe ser GRATIS, porque despuès colocan tarifas razonables pero para el operador no para el usuario, me gusta la propuesta aunque eso deberìa estar en proceso de implementaciòn, ya es hora!!!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con la propuesta y sueño de David, que todos los habitantes de la ciudad tengan acceso a internet es una prioridad. Complementario a esto los computadores portatiles mini, ayudan a que esto sea cada vez mas posible.
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