A diario, cuando me desplazo hacia el centro para llegar a mi oficina del Congreso de la República, encuentro un panorama desolador en distintos puntos. Observo que abunda el desorden, la basura en los andenes, hay caos en movilidad e inseguridad entre otros problemas.
Pero esta mirada que podría ser considerada muy subjetiva es compartida por más de 200 mil habitantes del centro que sienten que han sido olvidados por la Administración Distrital. Para ellos no es entendible como se iniciaron obras por la décima sin prever los problemas de tráfico que hay en el sector.
Por ejemplo, los viernes en horas de la tarde es imposible llegar y salir en vehículo, los trancones son interminables y a esto se suma otros serios problemas del sector como son: la inseguridad que ronda la avenida Caracas, la calle 19 y la carrera 10, la prostitución callejera que se tomó los barrios Alameda y La Capuchina, la invasión del espacio público abunda en la carrera 7ª, el auge de habitantes de la calle y el uso desmedido del suelo que se tomó a La Candelaria.
No debemos olvidar que el centro congrega a más de un millón de personas a diario, quienes llegan a las 20 universidades que existen, 15 colegios, igual número de hoteles, museos, iglesias y centros comerciales, es el epicentro de nuestra ciudad.
Tras este panorama desolador, a través de un encuentro comunitario, hice un llamado urgente al gobierno distrital para que se formule un plan de salvamento del centro que es nuestra historia. Por su parte el Secretario Distrital de Gobierno encargado, Andrés Restrepo, se comprometió a escuchar y recoger las distintas problemáticas de estos ciudadanos.
Esperamos que los compromisos no se queden en el papel, que este importante sector de nuestra ciudad se convierta en un lugar de mostrar y de vivir lo lindo, histórico y llamativo de nuestra Bogotá.
lunes, 12 de abril de 2010
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